La introducción de las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) estuvo, en sus inicios, centrada en la mejora de los
procesos individuales de aprendizaje. En cierto modo, buena parte de los
discursos pedagógicos que han acompañado a la introducción de la tecnología
informática en la educación se han centrado en enfatizar los beneficios de las
máquinas en tanto que permiten una mayor adaptación al ritmo individual de los
estudiantes.
En la última década y, al mismo tiempo que se ha ido
desarrollando de forma considerable las posibilidades de uso de las TIC para
los aspectos comunicativos, los discursos sobre el aprendizaje en grupo, en
colaboración se han ido incrementando. De este modo, las TIC ya no se
contemplan como una herramienta de interés para el aprendizaje individualizado
sino también como un soporte para el aprendizaje grupal y la creación conjunta
de conocimiento.
La tecnología está proporcionando herramientas de mucho
interés que permiten crear espacios de comunicación, sistemas de documentos
compartidos, de escritura grupal, de discusión a través de foros virtuales,
etc. Sin embargo, la tecnología no crea la comunicación ni el
aprendizaje. El aprendizaje a través de entornos colaborativos supone un
reto importante ya que introduce formas de trabajo muy diferentes a las que se
están utilizando en la mayoría de las instituciones de todos los niveles
educativos. No se trata sólo de que los estudiantes aprendan a partir de un
modelo colaborativo sino que también las instituciones aprendan ya que la
dimensión social del conocimiento no alcanza sólo a la persona sino también a
la propia organización.
Cibergrafia: https://jorge12quintero.wordpress.com/tareas/innovacciones-actuales/acceso-alas-tecnicas/como-las-redes-sociales-son-medios-para-la-participacion-y-la-construccion-del-conocimiento/
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